
La educación de la mente y del corazón
Esta educación tiene tres aspectos: el estudio, la reflexión y la práctica contemplativa. Cada uno apoya al otro. En primer lugar, ganamos un entendimiento intelectual a través de la lectura y asistencia a seminarios. A continuación, obtenemos una comprensión adicional de lo que aprendimos, a través de la reflexión mental. Finalmente, a través de la práctica contemplativa formal, experimentamos directamente todas las cualidades de una mente incondicionada y un corazón incondicional. De esta manera, progresivamente, con gran paciencia, transformamos la semilla de una vida humana preciosa y especial en realidad. Ese es el objetivo de esta auto-educación -un florecimiento de cuerpo, mente y espíritu.
Responsabilidad Universal
Es importante enfatizar la interacción y la interdependencia del desarrollo personal y el servicio a los demás. No vivimos como seres aislados. Somos parte de una comunidad más grande. Aunque no podemos servir plenamente a otros y curar los problemas de la humanidad hasta que nos hemos comprometido con el desarrollo personal, no podemos desarrollar plenamente nuestra propia vida sin preocuparnos por cómo podemos beneficiar a otros menos afortunados que nosotros mismos. El desarrollo personal, el cuidado compasivo y el servicio van juntos. Son tan inseparables como una llama y su calor. Nuestros problemas individuales son un microcosmos de los mayores problemas de la humanidad.
Hasta que podamos ir más allá de la ira personal, la humanidad no se moverá más allá de la guerra. Hasta que podamos ir más allá de la codicia la humanidad no puede ir más allá de la pobreza y el hambre. Hasta que podamos ir más allá del egocentrismo y la autoestima no podemos experimentar el sufrimiento de los demás, como si fuera el nuestro. Hasta que reconozcamos que sanar a nuestro ser y sanar al mundo es una experiencia perfectamente entretejida, no nos curaremos ni los grandes desafíos que enfrenta la humanidad.
Gandhi nos dijo “sea el cambio que quieres que suceda en el mundo”. A través del desarrollo interno y la expansión de la conciencia, nos convertimos en el cambio que deseamos que suceda en el mundo. Es esta preocupación por los demás que transforma nuestro viaje de uno ordinario en uno noble.